Agosto de 2007 se va sin contemplaciones.
El tiempo ha pasado y tu ausencia permanece, permanecerá eterna, en tu presencia física pero no en el calor de nuestro amor. De hecho, vivo gracias a ti, al amor que tuvimos, al amor que creció dentro de los dos durante más de treinta años y que nos transformó.
He hecho todos los esfuerzos posibles por seguir cumpliendo lo que querías, nuestros deseos. He vuelto a la vida, me he alejado todo lo posible de la pena y del dolor, estoy rehaciendo mi vida como tú querías. Espero que donde estés puedas verlo y disfrutarlo. Sé que sí, que lo estás contemplando todo, con agrado, felicidad y dicha. Felicidad y dicha que sabes, mejor que nadie, que hubiese querido compartir contigo toda la eternidad en esta tierra pero que, de todas formas, compartimos por siempre.
Han habido intentos de reventarlo todo, de recrear el sufrimiento y mantener el dolor en el corazón. Yo prefiero mantener en el corazón, tal como tú querías y quieres, nuestro amor, nuestra alegría, nuestra vida en común, con todo lo que pasamos, lo bueno y lo malo, las dificultades y los logros.
Te echo de menos todos los días y eso que, como sabes, he encontrado a una persona que está muy cercana a nosotros en la forma de sentir la vida, que desea compartir conmigo una experiencia de amor y vida en común.
No sólo las fotos y la casa me recuerda a ti sino todo lo que me rodea, sobre todo el aire que respiro, cada instante estás conmigo, lo siento y lo agradezco porque sé que ha sido el motor que me ha dado fuerzas para salir adelante.
Espero que con Eugenia, pueda revivir, con tu recuerdo siempre presente, y que la vida que inicio te llene de orgullo para que cuando nos encontremos nuevamente compartamos amor, paz, vida y libertad, como siempre hemos hecho.
TE QUIERO, MI AMOR