sábado, 14 de abril de 2007

Tras la pista

Tras la pista de lo ocurrido he querido recuperar el tiempo perdido, pero me he dado cuenta que no ha sido perdido, que ha sido compartido, que ha sido el mejor que tener haya podido.
La nostalgia de ti me recuerda a cada paso, a cada instante, a cada momento que hemos tenido lo mejor, lo que hemos querido; a ti y a mi.
Sólo siento, siento mucho, pero especialmente ahora no haberme recreado mental y fisicamente en cada pequeño detalle de tu vida, de nuestra vida, de la compartida, casi toda, que ha vertido desde su fuente, manantial de amor, de cariño, de ternura, de intensa pasión por cada mirada bien echada, de cada aliento sobre la boca del otro, de cada distancia que se acortaba por la presión de esa pasión que hemos tenido, compartido, adorado, venerado que se ha llamado AMOR, que se llama AMOR, que se llamará AMOR.
Ardiente sentimiento que ha recorrido durante treinta años cada célula de nuestro cuerpo, cada rincón de nuestra alma.
Maravillosa vida junto a ti, tú junto a mi, que ha superado dificultades, disgustos, contrariedades y que ha resuelto nuestras vidas en un continuo baile de sentimientos, de atracción, de devoción, yo por ti; tú por mí.
Otra vida no puedo, no quiero, no podría, no querría imaginar, si no es junto a ti, de los veinte a los cincuenta, de los tuyos; de casi veinte a cincuenta de los míos. Qué precisosa, qué dichosa. Insuperable de principio a fin.
Recuerdo y respiro aliviado pensando que todavía compartimos, que todavía nos queremos, que siempre estaremos buscando, cómplices, reducir las distancias, giñarnos el ojo, cruzar la mirada, decir el pensamiento del otro, buscar el cariño que en el otro hemos tenido.
MARICARMEN TE QUIERO, MARICARMEN TE AMO.

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