Caminando hacia el futuro no sé lo que encontraré. Lo cierto es que no puedo apartar los ojos del espejo retrovisor.
Han sido tantos los momentos que ahora se han escapado para no volver más. Han sido tan fugaces que no los puedo retomar. Quisiera volver a vivirlos, pero ahora con más detenimiento, con más calma, sintiendo cada instante elongando en el tiempo, en el espacio.
Quisiera haber disfrutado más o haber sentido más, o haber tenido más su amor, su compañía, su presencia, su roce, su alivio, su pena, su alegría, su sentir, su pensamiento su mirar, su hablar, su cantar, su poesía, su pelo, su ser entero, cuerpo, alma, esencia, a ella.
Cada vez que me detengo a pensar me quedo parado, mi brújula se ha vuelto loca, no sabe que dirección marcar y yo continuo dejándome ir, sin saber, en realidad, donde iré a parar.
Sólo estoy ahora, sólo no me siento, pero me quedo sin argumentos cuando miro a mi alrededor y no te veo, no te siento, no te oigo, tus pasos no te delatan, tu susurro no se escapa mientras duermes.
La única referencia material que tengo cerca de mi, me aleja, me acerca, me distancia, me aproxima, me recuerda, me olvida, tus cenizas me acompañan, me abandonan, me presionan, me liberan, tu recuerdo me alegra, tu futuro ya no existe, mi vida contigo tampoco, que desgarro en el corazón, qué callada queda mi voz, qué me aprietan los ojos el recuerdo de tu flor.
Ayúdame a sentir como contigo me he sentido, te lo ruego, te lo pido, ayúdame a recuperar el sentido de la vida que contigo se me ha ido.
Te quiero tanto que el nudo en mi garganta muestra mi corazón compungido y afligido más allá de cualquier razón.
Espero mejorar. Hay ratos buenos. Hay ratos regulares. También hay ratos malos.
Soy impaciente, soy negligente; ayúdame, por favor, a ver la luz, tu luz, tu maravillosa luz.
Te quiero MARICARMEN