Ella no recuerda cuánto tiempo hace que no va a la playa y se baña.
En cualquier caso después de todo ese tiempo, se animó. Se puso uno de sus muchos bañadores y, con mucho cuidado entró en el agua y se remojó.
También pudo disfrutar de otro aliciente, su nieta, la más pequeña, compartió el día con ella.
Sin duda un día maravilloso para la abuela. Gracias abuela por compartirlo con nosotros.
Besos
26 de agosto de 2010
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